La educación como un acto político: Estudiantes liderando la lucha por un futuro sostenible

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En el corazón de la Amazonía peruana, la comunidad Awajún de Wawas vive según la filosofía del Tajimat Pujut, o “buen vivir”, una cosmovisión que ha sostenido su relación armónica con la naturaleza durante milenios. Sin embargo, este equilibrio está en peligro. La contaminación, la minería ilegal, la deforestación y la falta de gestión de residuos amenazan no solo la tierra, sino también la vida de quienes la habitan. Durante mi primer año como docente en el programa de liderazgo de Enseña Perú, fui testigo de cómo mis estudiantes y sus familias enfrentan esta crisis: ríos contaminados de los que dependen para su consumo, tierras devastadas que provocan desplazamientos y la ausencia de sistemas de saneamiento que ponen en riesgo su salud. Pronto comprendí que estos problemas van más allá del ámbito ambiental; son cuestiones profundamente políticas, alimentadas por la negligencia sistémica y la explotación.
Después de presenciar esta devastación y sus profundas consecuencias en el ecosistema y la comunidad, comprendí que la neutralidad no era una opción. Hoy estoy convencida de que la educación es un acto político capaz de despertar conciencia, movilizar voluntades y empoderar a los estudiantes para convertirse en guardianes del ambiente. Como ciudadanos activos, tienen el poder de exigir sus derechos, desafiar las injusticias sistémicas y liderar la lucha por un futuro sostenible.
Esta convicción, fortalecida por las herramientas y el apoyo que obtuve de las comunidades de educación climática de Enseña Perú y Teach For All, se convirtió en la base de mi trabajo. Como docente, comprendí que tengo una responsabilidad moral de empoderar a mis estudiantes para que entiendan las realidades sistémicas, identifiquen la raíz de los problemas, sus causas, y reconozcan quiénes son los responsables. A través del trabajo con la comunidad, aprenden a asumir la responsabilidad, exigir sus derechos y tomar acción para construir un mejor futuro para su gente. Con esta visión, fundé PAEDEA para proporcionar una plataforma de participación ciudadana en la que estudiantes puedan colaborar con otros estudiantes, docentes, miembros de la comunidad y funcionarios públicos para tomar acción, en esta ocasión, acción climática.
Comencé guiando a mis estudiantes a analizar críticamente su realidad cotidiana. La escasez de agua potable, la falta de sistemas de alcantarillado y la ineficaz gestión de residuos no son problemas aislados; provienen de causas sistémicas más profundas. Para abordar estos desafíos, exploramos sus raíces y examinamos el papel tanto de la comunidad como de las autoridades locales en la degradación ambiental. Estos esfuerzos fueron diseñados para cultivar la comprensión de los estudiantes sobre la problemática.
Pero fomentar la comprensión no es suficiente. Mi objetivo era generar en los estudiantes una transición desde una postura de aceptación hacia una participación comprometida, brindándoles herramientas para que, desde su propia reflexión y agencia, puedan imaginar y promover soluciones sostenibles. A medida que discutíamos los desafíos, nos dimos cuenta de que la resolución para el cambio debía venir tanto de quienes sufren las consecuencias como de quienes contribuyen al problema. El verdadero cambio requiere acción colectiva, donde todos reconozcan su papel en la construcción de un futuro mejor. Así que decidimos reunir a todos los actores clave.
Mis estudiantes, en colaboración con Enseña Perú y PAEDEA, organizaron un evento, Bosque en Pie: Agua y Ser, que reunió a estudiantes, educadores, la comunidad y autoridades locales. Mis estudiantes compartieron sus preocupaciones sobre el bosque y el bienestar de toda la comunidad. En las discusiones, se hizo evidente que todos eran conscientes de los problemas, pero nunca se habían visto a sí mismos como agentes activos de cambio. A medida que escuchamos a expertos ambientales, líderes comunitarios y autoridades locales, la determinación de actuar se profundizó. Nos dimos cuenta de que la acción significativa estaba a nuestro alcance y que, trabajando juntos, podíamos dar pasos concretos para mejorar la situación. Este evento llevó a la formación de un comité de actores clave que supervisaría la implementación de medidas concretas para la protección ambiental. Este comité ya ha liderado diversas acciones, incluyendo capacitaciones en educación ambiental para escuelas, dirigidas por un representante del Ministerio del Ambiente.
Otros eventos notables incluyeron una visita guiada a una reserva natural, liderada por el jefe de la reserva comunal, fortaleciendo la apreciación de los estudiantes por la naturaleza, y el lanzamiento del proyecto “cineclaje” (cine y reciclaje) en colaboración con la municipalidad local. Con campañas de concientización adicionales y acciones directas como reforestación y jornadas de limpieza pública, hemos fomentado una cultura de cuidado ambiental y respeto por nuestro entorno. Ahora, la comunidad puede abordar los problemas ambientales urgentes y sus miembros tienen la capacidad de presionar a las autoridades locales para que tomen acción.
Uno de los resultados más transformadores fue observar cómo mis estudiantes pasaban de recibir conocimientos a involucrarse activamente en su comunidad. Al construir conocimientos junto a su comunidad, mis estudiantes se involucraron activamente con los problemas ambientales y sociales, proponiendo soluciones locales a la deforestación, la contaminación y la gestión de residuos. Desarrollaron una conciencia crítica, dejando atrás la indiferencia hacia su entorno: señalaban áreas deforestadas, documentaban incendios provocados y discutían sobre los derrames de petróleo con sus familias. Al integrar el conocimiento ancestral con el saber contemporáneo, se convirtieron en agentes de cambio, demostrando que la educación es más impactante cuando se basa en desafíos reales. Estas acciones nos dan esperanza de que podemos avanzar hacia soluciones sostenibles con los estudiantes liderando el camino.
Mis experiencias en la acción climática me llevaron a la convicción de que la lucha contra el cambio climático es una responsabilidad colectiva. Enseña Perú me ha brindado la plataforma para crecer como líder, proporcionándome herramientas para empoderar a los estudiantes como agentes de cambio y conectar la educación con la defensa social y ambiental. A través de esta experiencia, he aprendido que la verdadera transformación ocurre cuando la educación fomenta la acción colectiva y el cambio sistémico. Nuestro objetivo es expandir nuestras iniciativas a más comunidades y escuelas, creando una red de jóvenes líderes dedicados al cuidado del medio ambiente.
Invito a los educadores a asumir su papel como actores del cambio, transformando las aulas en espacios que fomenten el pensamiento crítico, la conciencia ambiental y el compromiso cívico. Ayuden a sus estudiantes a verse a sí mismos como agentes del cambio social, capaces de construir un futuro más justo y sostenible. A los líderes y formuladores de políticas, los insto a priorizar la protección de regiones vulnerables como la Amazonía. Estas comunidades soportan el peso del cambio climático y, sin embargo, carecen de los recursos para gestionar su entorno de manera sostenible. Inviertan en educación, infraestructura y políticas que apoyen la conservación ambiental y la equidad social.
Finalmente, quiero decirles esto: el momento de actuar es ahora. El cambio climático no es una amenaza lejana, sino una realidad que está transformando vidas cada día, desde la Amazonía hasta el Ártico. Al tratar la educación como un acto político, podemos empoderar a una generación de líderes dispuestos a desafiar el status quo, exigir rendición de cuentas y construir un planeta más saludable y equitativo.